Tras ser lanzado en 1989 el clásico para NES, Ducktales, más conocido como Pato Aventuras regresa a primera línea de actualidad gracias a un descargable que adapta de forma magistral el apartado audiovisual a los tiempos actuales.
Disney, compañía que en la actualidad parece encontrarse inmersa en una de sus mejores (y más voraces) épocas, lo pasó especialmente mal durante la década de los 80. Curiosamente lo más destacado de entonces eran sus, con todo un universo de ficción construido a lo largo de varias décadas que daba pie a historias de lo más entretenidas, dotadas de un trasfondo de calidad a nivel argumental y narrativo imposible de encontrar hoy día en las publicaciones dirigidas a menores de edad. Aunque la mayoría de personajes protagonistas de aquellas historias eran sus caracteres clásicos tomados de los cortometrajes y largometrajes provenientes de su edad dorada, no fueron pocos los personajes creados específicamente para aparecer en dicho universo de papel, entre los que ya desde un principio destacó Scrooge McDuck más conocido como Tío Gilito), el tacaño y enormemente acaudalado tío del popular Donald Duck.
Scrooge McDuck es el pato más acaudalado de todo Patoburgo, y dado que en dicha ciudad no reside un Cristóbal Montoro que lo fría a impuestos, ni un Bárcenas que arramble con todo para llevárselo a Suiza, la existencia del avaro palmípedo es un remanso de tranquilidad que transcurre entre baños en piscinas repletas hasta arriba de monedas de oro y duchas de piedras preciosas. Pero todo cambia cuando su sobrino Donald debe prestar servicio en la Marina, y se ve obligado a dejar a cargo de Gilito a Jorgito, Juanito y Jaimito, los inquietos e hiperactivos sobrinos-nietos del tacaño ricachón. Aquellos pequeños diablillos le empujarán a vivir un sin fin de aventuras en los lugares más recónditos del globo terráqueo, lo cual hará que el Tío Gilito experimente una segunda juventud. Pero ojo, que Gil Pato sigue siendo Gil Pato, por lo que dichas aventuras junto a sus sobrinos-nietos suelen tener como objetivo la obtención de tesoros perdidos y objetos arqueológicos de incalculable valor, los cuales no deja en un museo como haría Indiana Jones, sino que se los lleva a casita para seguir engordando tanto su patrimonio como una cuenta corriente cada vez más enorme. Así, acaba llegando un momento en que el Tío Gilito, como si de un político español se tratara, amasa tanta pasta que le es imposible de guardar en un único sitio, por lo que se ve obligado a repartirla por varios emplazamientos, entre los que se encuentra un almacén construido a las afueras de Patoburgo. Dicho almacén acaba siendo asaltado por los Golfos Apandadores, ladrones ruines y despreciables que ponen patas arriba el sistema de seguridad del edificio. Gil Pato acude raudo y veloz a su almacén para parar los pies a tan indeseables cacos, los cuales curiosamente parecían especialmente interesados en un viejo cuadro de poco valor… si no fuera porque oculta un valioso mapa que parece conducir hacia tesoros ubicados en lugares tan remotos como Transilvania o la jungla del Amazonas. Como suele decirse, la aventura está servida.
Cuando nos fijamos en la dificultad nos damos cuenta que encarar un juego como DuckTales no es fácil para el usuario de hoy día, acostumbrado a los juegos pasilleros y facilones en los que prácticamente con empujar el stick analógico hacia delante y pulsar repetidamente el botón de disparo ya es suficiente para superar el “desafío” desde el principio hasta el final. Así, WayForward ha dispuesto una serie de atajos destinados a facilitar la experiencia jugable, entre los que se cuentan una ligera simplificación (ligera, pero que a la hora de la verdad se hace notar bastante) a la hora de ejecutar el movimiento más característico de Gilito como es el salto con bastón, un mapa accesible pulsando el botón Start que nos marcará el camino recorrido y la ubicación exacta de los elementos clave del escenario, y tres niveles de dificultad (más un cuarto desbloqueable) donde se va desde las vidas infinitas y los corazones dobles del fácil hasta el desafío masoquista del nivel muy muy complicado.
Eso sí, a pesar de que últimamente Capcom parece más abierta a localizar completamente sus títulos a un idioma diferente del inglés, esto no ha sido así con Pato Aventuras. El juego se encuentra traducido al castellano, pero las voces siguen siendo las anglosajonas. Bien es verdad que en España no se podría haber llevado a cabo la maniobra de contar con las voces originales de la serie de televisión, o al menos no en casos como el del Tío Gilito, que en su día tuvo el privilegio de hablar con el timbre del gran e inolvidable Carlos Revilla, actor de doblaje ya fallecido. Pero bien podría haber sido sustituido, por ejemplo, por Carlos Ysbert, quien ya en su momento recogió el testigo de doblar a Homer Simpson cuando el maestro Revilla nos dejó. Pero en fin, otra vez será. Lo que sí que no nos parece nada bien es que algunos diálogos no cuenten con traducción escrita, generalmente comentarios que hace Gilito mientras recorre cada nivel del juego, por lo que aquellos no demasiado versados en inglés hablado se perderán una parte de estas frases escritas con inteligencia y buen hacer que harán que se os escape más de una carcajada, igualito que en la serie de televisión original.
Como conclusión podemos decir que tras Super Street Fighter II Turbo HD, a los amantes de los grandes clásicos retro se nos hizo la boca agua al pensar cómo quedarían otros juegazos de la talla de Ghouls’n Ghosts, Final Fight o Dungeons & Dragons tras recibir una espectacular actualización a los tiempos actuales como la que disfrutó el clásico de la lucha versus antes mencionado. Pero por desgracia Capcom se echó atrás y lo único que ofreció desde entonces era poco más que ROMs filtradas en alta definición. Hasta que ha llegado este DuckTales de NES, que no por inesperado debe ser considerado menos gratificante. Mostrando en todo momento un completo respeto por el clásico en el que se inspira, el juego que nos ocupa es todo un regalo para la vista y deleite para los oídos. No solo conserva toda la jugabilidad y fuerza de uno de los grandes plataformas de la edad dorada del género, sino que además añade elementos y extras inéditos que redondean aún más la ya de por sí excelente calidad del original de NES. Sprites en alta definición dotados de un enorme número de frames de animación; pegadizas melodías que no podremos evitar tararear tras apagar la consola; la dificultad y el desafío que pocos juegos de la actualidad son capaces de brindar al usuario; un magnífico doblaje (eso sí, solo en inglés) en el que han trabajado los actores de la serie de animación original… En resumidas cuentas, un producto intachable realizado con mimo e inteligencia. En definitiva, un título totalmente recomendable, que no puede faltar en el disco duro de tu 360, PS3, WiiU o PC.
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