En esta época los nuevos materiales estan en auge por lo que los laboratorios de medio mundo echan humo tratando de encontrarlos. Un nuevo material con propiedades valiosas y con posibilidades de ser producido en grandes cantidades y a un precio competitivo cambiaría el mundo. El lugar donde buscan los científicos los nuevos materiales no está en la superficie, sino en niveles nanométricos. Ha habido muchos en los últimos años: los nanotubos de carbono, el fluoreno, las nanoestructuras basadas en puntos cuánticos… Pero es el grafeno la que destaca por encima de todo. Sus características y posibles aplicaciones, han resistido con firmeza los ataques del viejo mundo. En el caso de sus costes de producción a gran escala, no tanto. Aunque se está avanzando rápido, sobre todo en España. Ahora, otro invitado se ha unido a la fiesta de los nuevos materiales: la nanocelulosa cristalina. La palabra aún resulta exagerada, pero un reciente descubrimiento de los investigadores de la Universidad de Texas ha abierto la puerta a producciones masivas a bajo coste. En el mundo de los negocios. Esta nanocelula es un nanomaterial, igual que el grafeno. Se obtiene a partir de la compresión de fibras vegetales o a través de cultivos naturales donde distintos tipos de bacterias lo producen de forma autónoma, aunque hasta ahora con altos costes.
Una propiedad general de los materiales es que cuando llegas a la nanoescala aparecen propiedades nuevas. La nanocelulosa es muy prometedora; posee propiedades fascinantes. El nuevo material multiplicaría por ocho la resistencia del acero, es transparente, muy ligero y conduce la electricidad. En el fondo, la nanocelulosa no es más que la celulosa, una biomolécula orgánica abundante en la Tierra, en una escala muy pequeña. Por ejemplo, un rayo nanométrico puede ser rojo, debido a una determinada nanoparticula, en cambio si a esta se le aumenta el tamaño puede ser azul, por lo que aquí nacen el convencional DVD, y el Blu Ray.
Entre las aplicaciones mas importantes de la nanocelulosa encontramos la electrónica, industria farmacéutica, biocombustibles, también para la fabricacion de chalecos ultraligeros de protección, o cultivar organos humanos, según los investigadores centrados en este sector. La novedad que han introducido los científicos de la Universidad de Texas es la posibilidad de utilizar un determinado tipo de alga para producir el material de forma natural, sin necesidad de nutrientes. Sólo se necesitaría luz solar y agua.
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